CUARESMA, TIEMPO PROPICIO PARA “HACER EL BIEN”

“Hacer el bien” es la invitación que hace el Papa parafraseando a San Pablo en su mensaje para la Cuaresma de este año. Resulta interesante que, justo ante el escenario bélico que se vive actualmente, el santo Padre haya subrayado la importancia del bien en este tiempo especial que prepara la Pascua del Señor.

En el capítulo 6 de la Carta a los gálatas, san Pablo lo que hace es dar indicaciones a la comunidad de cómo se comporta un cristiano de verdad, después de defender su postura como verdadero apóstol de Cristo y, por lo tanto, comunicador de su Evangelio. Es de esa forma que Pablo utilizará la imagen de la siembra y la cosecha utilizada por Jesús en su predicación para señalar que “el que siembre para el espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna”.

Es desde esa perspectiva que el Su Santidad habla de un Kairós y de un tiempo de preparación, como la cuaresma y cómo debemos hace nuestro peregrinar por la vida un itinerario cuaresmal que nos conduzca hacia una gran Pascua. Por eso, la garantía absoluta de nuestra conversión, enfatizará el Papa, no radiquen tanto en el poseer cuanto en el dar, no estén tanto en el acumular cuanto en sembrar el bien y compartir.

La escucha y acogida de la Palabra de Dios es sin duda el primer paso en nuestro itinerario cuaresmal, de tal forma que dóciles a su Palabra, podamos configurarnos con Cristo. Desde este punto se debe partir en la colaboración de la construcción del reino, haciendo el bien a los demás. Esa Palabra, pues, es solo el grano que ha caído en nosotros y que de la que debemos cosechar frutos abundantes para los que nos rodean.

En la coyuntura actual, no podemos desviar nuestra mirada hacia placeres vanos o encerrarnos en nuestras burbujas de comodidades sin ni siquiera pensar un poco en el sufrimiento de aquellos que viven los horrores de los egoísmos de cúpulas sedientas de poder. Aun hay mucho que mejorar en nuestro mundo y cada uno de nosotros hacemos la diferencia. El Papa insiste en no cansarnos de hacer el bien, no cansarnos de orar, de erradicar de nuestra vida el mal, y de hacer la caridad con el otro. Si sembramos el bien, cosecharemos el paraíso.

Que la cuaresma, no solo sea un tiempo que termine con el triduo pascual, sino que la reflexión en torno a la conversión, la oración y la caridad hacia los que nos necesitan, aun en tiempos de tinieblas, nos acompañe siempre para poder gozar algún día de la Pascua definitiva.