AMOR VERDADERO
Hace algún tiempo leí una obra muy profunda que me gustaría compartir con vosotros hoy, porque es un tema muy propicio para el tiempo de Cuaresma: habla de amor, de donación, del otro…
Llegué a este autor por un camino extraño, pero muy interesante. Una escritora que me gusta mucho se refirió a un filósofo coreano contemporáneo que vive y trabaja en Alemania. No es una combinación común, al igual que su forma de pensar y leer el mundo, como más tarde descubrí. Tenía curiosidad y me fui en su búsqueda. El primer libro que encontré se titula Eros in Agony (La agonía del Eros). Pequeño, pero muy profundo y cuestionador. La tesis de fondo es que el gran problema de la sociedad actual es no reconocer al “otro”, no interesarnos en nadie ni en nada más que en nosotros mismos.
El libro comienza afirmando que “a menudo, en los últimos tiempos, se ha anunciado el fin del amor; hoy en día, el amor es víctima de la libertad ilimitada de elección, la multiplicidad de opciones y el impulso de la optimización.” Sin embargo, el verdadero problema que conduce a la agonía del amor es la erosión del “otro”, la desaparición del “otro” (o “prójimo”, en el lenguaje bíblico), consecuencia de una sociedad altamente narcisista.
Hoy somos incapaces de reconocer al otro en su alteridad y aceptar esa alteridad. Para la sociedad actual, sólo tiene sentido aquello en lo que podemos reconocernos a nosotros mismos. No es casual que se propaguen los casos de melancolía, estrés, vacío interno, depresión. Una sociedad que es incapaz de mirar y reconocer la riqueza del “otro” está enferma. Desafortunadamente esta es la sociedad en la que vivimos, donde las relaciones se guían por las mismas leyes del capitalismo y del comercio. El ser humano se ha convertido en un producto. Ya no buscamos relaciones, sino consumo. No establecemos lazos, sino contratos.
El exceso de libertad, o más bien, la incesante búsqueda de elegir “libremente” nos lleva a un círculo vicioso de insatisfacción eterna, vacío, auto-agotamiento, incapacidad crónica para decidir, que naturalmente conduce a la depresión y el agotamiento. Actualmente se busca un amor libre de negatividad y dificultad, lo cual es imposible. Amar trae consecuencias, como vemos claramente en el ejemplo de Jesús. Amar verdadero trae sufrimiento, porque se nos impulsa a salir de nosotros mismos para asumir una realidad mucho mayor. Amar verdaderamente es darse al “otro”, como Jesús hizo en la cruz.
Por amor a la humanidad, Cristo dio su propia vida. Él es el Hijo de Dios, más grande que cualquier ser humano, pero no se puso a sí mismo como el centro. Por el contrario, se entregó para salvarnos (cf. Flp 2,6-11). El amor actual significa solamente necesidad, satisfacción y placer. Es incapaz de convertirse, de sustracción o entrega. Sólo queremos recibir, sin dar nada. Y eso no es amor verdadero. Es amor que no nos ayuda a crecer, que no construye, que sólo alimenta una vida sin sentido.
Que la experiencia de la liturgia cuaresmal y pascual nos ayuden a comprender el verdadero sentido del amor, que genera vida y nos acerca al otro (nuestro hermano) y al Otro (Dios). Sólo superando el egoísmo y el narcisismo encontraremos sentido para la vida, como nos enseña el Cristo que sufre de la Semana Santa. Por eso te invito a ti, lector, a vivir intensamente este momento de gracia, aprovechando la oportunidad para reflexionar, no sólo sobre tu fe, sino especialmente en tus relaciones, que son, al fin y al cabo, una consecuencia natural de nuestra fe, porque “amar a Dios” requiere “amar a vuestro prójimo”, el otro, siempre presente en nuestra vida, pero a menudo olvidado, negado o alejado.
PD: el autor de La agonía del Eros y tantos otros libros provocativos sobre la sociedad actual se llama Byung-Chul Han.
¡Buena Cuaresma!
Hermano Darlei Zanon, religioso paulino
Consejero General